domingo, 26 de octubre de 2008

y yo soy la roca?

Pequeña e inmovil observa la roca desde su lugar, un lugar muy preciado para ella, recibia el sol todas las mañanas despues en las calurosas tardes de verano la sombra de su vecino el pino, por las noches la protección de los hongos y todo el dia el cantar del rio.
Cual roca se estaba quieta, quieta, quieta...
No se alteraba por nada, ni por la lluvia incesante, ni por los truenos escandalosos, mucho menos por la nieve fria.
Que dicha pensaban todos ¡Que dicha ser una roca!
Si, dijo la serpiente, que dicha que el frio no la atormente, que el calor no llegue a ella, puede uno pensar que sería feliz por no tener la necesidad de comer, el placer de sentir y la angustia de llorar...

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